lunes, 12 de enero de 2015

Desconfíen siempre vuestras mercedes...


[…] Después, con el tiempo aprendí que, aunque todos los hombres somos capacesde lo bueno y lo malo, los peores siempre son aquellos que, cuando administran el mal, lo hacen amparándose en la autoridad de otros, en la subordinación o en el pretexto de las órdenes recibidas. Y si terribles son quienes dicen actuar en el nombre de la autoridad, una jerarquía o una patria, mucho peores son quienes se estiman justificados por cualquier dios. Puestos a elegir con quién habérselas a la hora, a veces insoslayable, de tratar con gente que hace el mal, preferí siempre a aquellos capaces de no acogerse más que a su propia responsabilidad. Porque en las cárceles secretas de Toledo pude aprender, que nada hay más despreciable, ni peligroso, que un malvado que cada noche se va a dormir con la conciencia tranquila. Muy malo es eso. En especial, cuando viene parejo con la ignorancia, la supertición, la estupidez o el poder; que amenudo se dan juntos. Y aún resulta peor cuando se actúa como exégeta de una sola palabra, sea Talmud, la Biblia, el Alcorán o cualquier otro escrito o por escribir. No soy amigo de dar consejos -a nadie lo acuchillan en cabeza ajena-, mas ahí va uno de barato: desconfíen siempre vuestras mercedes de quien es lector de un solo libro. […]

Limpieza de Sangre- Arturo Pérez-Reverte
#jesuischarlie

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