
-Me gustan las puestas de sol. ¿Vamos a ver una?
-Bueno, pero debemos esperar...
-¿Esperar qué?
-Tenemos que esperar a que el sol se ponga.
Pareciste sorprendido. Luego riéndote de ti mismo me dijiste:
-¡Creo siempre estar en casa!
Se sabe que cuando es mediodía en los Estados Unidos, el sol se pone en Francia. Sólo bastaría llegar a Francia en un minuto para ver la puesta del sol. Pero desafortunadamente, esto no es posible; Francia está suficientemente lejos. Claro que, a diferencia de esto, en tu pequeño planeta bastaba sólo con mover tu silla algunos pasos, contemplando así el crepúsculo cuantas veces quisieras.
-Un día, asistí a cuarenta y tres puestas de sol.
Poco después agregaste:
-¿Sabes?... Cuando se está verdaderamente triste, son agradables las puestas de sol...
-¿Aquel día entonces, el de las cuarenta y tres veces, estabas verdaderamente triste?
El principito no respondió.
Capítulo VI - El Principito de Antoine de Saint-Exupéry
No sé dibujar corderos, sólo corderos en cajas y atardeceres... yo me conformaría con mis fotos :)
No hay comentarios:
Publicar un comentario