jueves, 15 de abril de 2010

Líneas


Cuando el pintor de batallas terminó de contar la historia del francotirador, Ivo Markovic se quedó un rato pensativo, sin decir nada. Estaban sentados en el interior de la torre, bebiéndose la cerveza del croata. Markovic en los peldaños bajos de la escalera de caracol y Faulques en una silla, junto a la mesa de las pinturas.
—Como ve —dijo este—, la incertidumbre corresponde al jugador, no a las reglas... De las infinitas trayectorias posibles de una bala, sólo una ocurre en la realidad.
El croata asintió entre dos sorbos. Se miraba la cicatriz de la mano.
—¿Leyes ocultas y terribles?
—Eso es. Incluido el origen microscópico de la irreversibilidad.
—Me asombra que pretenda conocer eso.
Faulques se encogió de hombros.
—Conocer no es una palabra apropiada. Imagine a un tipo que no sepa nada de ajedrez, pero que acuda cada tarde al café a ver jugar partidas...
—Ya. Tarde o temprano acabará aprendiendo las reglas.
—O por lo menos, averiguando que existen. Lo que nunca será capaz de saber por sí solo, aunque mire toda su vida, es el número de partidas posibles: uno seguido de ciento veinte ceros.
—Comprendo. Habla de un juego donde las reglas no sean la línea de salida, sino el punto de llegada... ¿No?
—Diablos. Esa definición es francamente buena.

El pintor de batallas - Arturo Pérez Reverte

Uno de mis libros favoritos... y que me gusta recomendar

1 comentario:

  1. Hola, Anada ....
    linda esta foto! perfecta,pero creo que no fue sorte ....
    besos

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