martes, 9 de marzo de 2010

¿Dialoga? ¿Con quién?


¿Dialoga? ¿Con quién?

- Consigo mismo. Nuestra conversación interior es un diálogo y no ya sólo entre dos, sino entre muchos. La sociedad nos impone silencio y una conversación ficticia. Porque la verdadera conversación es la que sostenemos en nuestro interior. Después de que usted y yo nos separemos continuaremos conversando uno con otro y yo me diré lo que debía decirle ahora y no se lo digo y me contestaré lo que usted debe contestarme y no me contesta. ¡Si usted supiera cuánto me acuerdo de las cosas que debí decirle a usted en tal o cual ocasión y no se las dije! Ya ve, pues, cómo puede uno acordarse de lo que no fue, sino de lo que debió haber sido.

- Pero es que si uno se acuerda de ello es porque de uno o de otro modo fue.

- Es usted un racionalista impenitente y formidable, y a un hombre así no se le deber recitar poesía.



Del sentimiento trágico de la vida, Miguel de Unamuno

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