lunes, 16 de marzo de 2015

¿Eres valiente?


Estás a punto de 'Cruzar el umbral', una de esas fronteras que no tienen vuelta atrás. Lo sabes y eso te inquieta: Si lo atraviesas nada volverá a ser como antes. Pero, aún así, estás decidido: Irás hacia adelante, pase lo que pase. Tu vida ha llegado a ese punto en el que sólo puedes seguir avanzando si traspasas esa puerta.


Lo que importa es cruzar. Da igual todo lo demás. Incluso cuándo hacerlo. Escoge tu momento. Pero no busques la ocasión perfecta, no existe. No vas a encontrar un instante más propicio que éste.


El umbral está al final de un largo tramo de escaleras. Si quieres cruzarlo, tienes que descender por ellas. Ir hacia abajo es la única manera de seguir progresando.


Eres valiente y bajas el primer escalón. A medida que desciendes, recuerdas todas las cosas que te han traído hasta este momento; la vida es puñetera, pero muy sabia: ha ido cerrando paulatinamente todas las puertas, menos ésta. Te ha puesto frente a ella. Cruzarla es la única opción, si quieres avanzar. Valoras su deferencia contigo y decides agradecerle: sabes que al otro lado está esa versión de ti que tanto anhelas ser. Si no fuera por todas esas puertas cerradas, no estarías bajando estos peldaños. Dilo: Gracias.


Estás muy abajo. Te queda poco. Tu pulso se acelera, tu grado de excitación aumenta, parece como si bajases los escalones cada vez más deprisa. Quedan cinco. Ahora cuatro. Ya sólo tres. Dos. De repente, el tiempo se ralentiza abruptamente. Casi casi se ha parado: estás bajando el último escalón. De golpe, te invade una tremenda presión: es el miedo. Estás en un rellano de medio metro cuadrado, justo antes del umbral. Puedes ver lo que hay al otro lado: un altar con tu Corazón. Es brillante, mágico, precioso.


Todavía no has cruzado. El miedo te ha bloqueado como a un conejo que es sorprendido en mitad del campo. Te ahoga. Te presiona el pecho. Miras hacia atrás y ves la escalera. ¿Volver a subirla? Sería mucho esfuerzo. Miras al frente y ves tu Corazón brillando. Sabes que si avanzas nada será como antes. En realidad, habiendo llegado hasta aquí nada será como antes. Es sólo un paso, sólo uno. Un paso que lo cambia todo.

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