domingo, 22 de agosto de 2010

Momentos tranquilos


Los golpes tontos - El final de nuestra especie

Lo más seguro es que los golpes tontos lleven a la extinción de la raza humana.
Por ejemplo, estás en la cocina buscando una cacerola, abres un armarito, y no está. Pero la puerta del armarito se queda abierta... Te agachas, abres uno de los armarios de abajo, coges la cacerola, te levantas, y ¡zas! Notas que la esquina te pela el cuero cabelludo. Notas cómo se te clava en el cerebro. Si hay alguien cerca, también lo nota. Los que te están mirando cierran los ojitos:
- ¡Ay, ay, ay, ay!
- ¡Joder! ¡Que me he dado yo! No me quitéis protagonismo.
Los ecologistas dicen que nos estamos cargando el planeta. Puede ser, pero ni punto de comparación con lo que le estamos haciendo a nuestro cuerpo. El "efecto invernadero" puede ser preocupante, sobre todo en Almería. El agujero de ozono, con no asomarse... Pero nosotros vamos a extinguirnos antes de que se recaliente el planeta.
Nos damos golpes tontos en todo el cuerpo, no sólo en la cabeza.
Vamos a empezar por abajo.
¿Quién no se ha levantado alguna vez, en medio de la noche, a coger un vaso de agua? Está todo oscuro, vas descalzo... y le pegas un patadón a la pata de la mesa con la punta del meñique. Quieres morir. Además, le damos con el meñique. Tenemos cinco dedos para elegir, y escogemos el meñique, el exterior del pie, como Ronaldo.
Como es de noche, no puedes gritar, así que pones caras. Sabes que tienes treinta segundos de dolor intenso que no te los quita nadie. No es como lo del armarito de la cocina que, como hay gente delante, a ti te toca menos dolor. Aquí es todo el dolor para ti solito, no hay nadie. Te tiras al suelo, te agarras el pie, bailas... dices: "Ya que nadie me ve, al menos voy a hacer un poco el gilipollas".
Hay golpes más arriba. Todos conocemos esos pivotes o bolardos de hierro que hay por las aceras. Y todos conocemos una parte del cuerpo que se dobla, llamada "rodilla". No digo más. Lo peor de este golpe es que ocurre en plena calle, delante de unas trescientas personas, y hay que disimular, actuar como si no hubiera pasado nada. Sigues andando, cojeando y queriendo morir, pero con cara de "lo hago siempre; cuando paso por aquí, me gusta darme un golpecillo en la rodilla..."
Es un golpe terrible, tiene lo peor del golpe en la cabeza y lo peor del golpe en el meñique. Como finges que no ha pasado nada, te comes tú todo el dolor, no lo repartes... y como hay gente delante, no puedes tirarte al suelo, bailar y hacer el gilipollas.
Pie, rodilla... sigamos subiendo. ¿Quién no se ha dejado caer alguna vez sobre un mullido sofá... pero sin hacer bien el cálculo? Donde crees que te vas a encontrar blando cojín, hay duro apoyabrazos. Es una impresión. Como cuando te vas a sentar en el váter, no está la tapa, y crees que te cuelas. Sólo que, con lo del váter, lo único que haces es retrasar unos instantes la deposición, mientras que con lo del sillón te levantas a toda velocidad cagándote en todo.
Ya estamos casi magullados: pies, rodillas, culo... Sigamos subiendo: espalda. ¿Quién no ha ido alguna vez a una piscina y le han dicho: "A que no das una voltereta en el aire"? Normalmente, toda frase que empiece por "A que no..." tiene un amargo desenlace. En el caso de la piscina, hay que reconocer que el sonido es espectacular. Y el color, porque sales del agua rosita, rosita, como si fueras un Frigo Pie. Pero eso sí, disimulando, como cuando el bolardo. En plan: "Estoy estupendamente. Me van a tener que hacer un trasplante de piel y seguramente tenga algún órgano reventado... Por lo demás, estoy estupendamente".
Más arriba está el codo. Cuando apoyas mal el codo, o te das contra la punta de una mesa, duele de una manera muy rara. Da como calambre, como si tuviera electricidad. A lo mejor, si tuviéramos los agujeros de la nariz en los codos, podríamos enchufar cosas.
Otra manera de automutilarnos es comer pizza de microondas. La acabas de sacar del horno, echa humo, sabes que te vas a quemar, pero es inevitable: siempre nos quemamos con el primer mordisco de la pizza de microondas. Y no es una quemadura de "huy, me quemo", y ya está. No, la pizza de microondas te derrite el paladar, te lo despelleja.
Al final, te has destrozado la cabeza, el pie, la rodilla, el culo, la espalda, el codo y el paladar. Sólo te queda medio sana la lengua, pero un día te la muerdes. Estás comiendo tranquilamente, y de repente, ¡ñaca!, y notas cómo te late.
Y lo que más me indigna es que parece que al ser humano no le basta, y se ha inventado los "falsos golpes tontos", como el tipo que se resbala con una cáscara de plátano. ¡Eso no ha ocurrido jamás!


Un cacahuete flotando ¿sigue siendo un fruto seco? – Luís Piedrahita.


Yo tengo que añadir, porque llevo unas semanas repletas de golpes tontos, que como tengas la mala suerte añadida que te golpees en compañía, siempre hay don/ña Obvi@ cerca. Hace unas dos semanas, me di un golpe en el meñique y arranqué el rodapiés de la fuerza. Sinceramente creo que me rompí algo, porque todavía me duele cuando lo apoyo, pero como es pequeñito no le hacemos mucho caso...

Pero a lo que iba, el golpe en el meñique es un golpe que siempre te lo das en compañía... y siempre suele ser la compañía de tu madre. Eso provoca que no puedas expresar toda tu rabia con la efusividad que debes (cosa que incrementa el dolor), y acabas resoplando mientras saltas estúpidamente. Pero lo peor, es que tu madre te suelta la típica frase de madre: 'Ves... si no fueras descalza' ¬¬U (te crece la gota, como a los dibujos manga). Y acabas pensando que esa observación es inutil ahora, y sólo lo piensas porque si abres la boca no vas a poder retener mas tiempo todos los tacos que se acumulan en la boca a causa del extremo dolor...


Me encanta ese monólogo XD

2 comentarios:

  1. Creo que no hace falta que diga mucho sobre mi persona y los golpes..Yo me los conozco todos,con su correspondiente moratón o cortadura.Da igual cual sea la presión ejercida en el golpe,el material contra el que choque o su forma y textura,siempre me sale un pedazo de moratón,y si sale sangre ya sabes lo que pasa..jaja.
    La verdad que casí consigues igualarme con el que te hiciste en mi pueblo..pero esta vez te gane con el del metro,flipas como lo tengo,y encima tu partiendote..serás..

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  2. El día de tu pueblo era yo o la cámara, y la quiero más a ella XD

    Lo siento de verdad (esto es una disculpa sincera), pero si no hay sangre se me escapa la risa sóla... y no la puedo controlar! Intenté parar, pero como parecía que estabas bien, no pude.

    Cuidate esos cortes!!!

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